Los Arcos de Homenaje


Junto a otros elementos como túmulos, columnas, obeliscos, etc., los arcos de homenaje constituyen los elementos fundamentales de la llamada arquitectura efímera construida con madera, cartón piedra, yeso, escayola, ladrillo e inclusive plantas y decorada con guirnaldas, banderas, telas y pinturas, que pretende, bajo una gran apariencia, una duración breve poco más que el evento para lo que fueron construidos y a un bajo costo.

Los arcos de homenaje eran herederos de los arcos triunfales romanos erigidos para festejar la victoria de sus jefes guerreros. Bajo ellos desfilaban las tropas vencedoras con sus prisioneros y el botín conseguido mientras se dirigían al lugar de las celebraciones, formando parte de la parafernalia publicitaria a la que fue muy aficionado el mundo romano. Inicialmente se construían con materiales pobres con una duración corta, pero en la Época Imperial fueron levantados en piedra cuya solidez aseguraba la imperecedera gloria de los homenajeados.

Fueron recuperados en el Renacimiento como parte del protocolo de la “entrada triunfal” de los monarcas, en la que se añadía a la secuencia de “entrada medieval”, recibimiento extramuros, desfile triunfal y culminación en el templo principal, la simbología de las ceremonias romanas de triunfo, manifestando así su concepción absoluta del poder. Se mantuvieron en el tiempo para jalonar el camino en la ciudad de monarcas e ilustres huéspedes, durante los siglos XVII y XVIII, alcanzado un inusitado auge a finales del XIX e inicios del XX.

El lujo con que se montaban dependía en gran manera de la altura del personaje y de la merced que de él se quisiera conseguir; al margen, claro está, de la inspiración y del dinero disponible.

Está documentada la colocación de arcos del triunfo en Salamanca para las visitas de Carlos V en 1534, de Felipe III en 1600 y de Felipe V en 1710. Ya en el siglo XIX sabemos de la colocación de, al menos, un arco de homenaje o triunfal de estilo arabesco para  la visita en septiembre de 1877 del rey Alfonso XII con motivo de la inauguración del ferrocarril, se situó en la puerta de Zamora, en donde ya no existía la puerta de la muralla que había sido el lugar tradicional de las entradas regias en Salamanca. Nada hemos encontrado sobre este arco ni dibujo ni fotografía ni siquiera una somera descripción.




Arco Homenaje al Conde de Romanones en la
Puerta de Zamora. Luis Huebra, 1902


La fotografía  de Luis González de la Huebra de la Puerta de Zamora  muestra el arco que, con forma de R, se instaló en 1902 para el recibimiento del Conde de Romanones, entonces ministro de Instrucción Pública. En aquella ocasión se trataba de conseguir el reconocimiento de los estudios de Medicina y Ciencias como facultades oficiales y garantizar la supervivencia de la Universidad. Hasta ese momento y desde la promulgación de la ley Moyano, a mediados del siglo XIX, eran mantenidas como facultades libres por el Ayuntamiento y la Diputación. Para la misma visita, frente al hotel del Comercio en la calle Zamora (Plaza de los Bandos) se instaló otro arco de homenaje


Arco Homenaje al Conde de Romanones en la calle
Zamora frente a la plaza de los Bandos.
Luis Huebra, 1902





La visita de Alfonso XIII, el 29 de septiembre de 1904, para la inauguración del curso académico universitario, el primero con las facultades de Medicina y Ciencias como facultades oficiales, conllevó la construcción de, al menos, cinco arcos de homenaje, promovidos por otros tantos grupos sociales: Arco del Ayuntamiento y Diputación, en el paseo de la Estación con la Alamedilla; Arco de Portugal, en la calle Zamora promovido por el vicecónsul de Portugal; Arco de la Cámara de Comercio, en la calle Zamora con la plaza de los Bandos; Arco del Gremio de Labradores (alegoría), en la puerta de Zamora; y el Arco de los Dominicos, en el atrio de la iglesia de San Esteban, este fuera del trayecto de llegada del rey, desde la estación de tren a la plaza Mayor.


Arco Homenaje del Ayuntamiento y Diputación para
 la visita de Alfonso XIII en 1904 en la Alamedilla


Arco Homenaje de la Alamedilla. El Gráfico 04 de octubre de 1904


El arco del Ayuntamiento y Diputación de madera y zinc, fue construido, con proyecto del arquitecto Sr. Madrigal, en el camino o carretera de la estación, en la confluencia de la carretera de Circunvalación y el paseo de la Alamedilla (hoy solo diríamos en la plaza España), para recibir al rey Alfonso XIII que llegaba en tren. El costo de la madera se dijo fue de 1600 pts. y se quedaría con ella la empresa constructora del arco abonando 800 pts.


Arco Homenaje de la Cámara de Comercio
para la visita de Alfonso XIII en 1904.
Situado en la Plaza de los Bandos.


El arco homenaje a Alfonso XIII de la Cámara de Comercio se ubicó en la calle de Zamora, frente al Hotel del Comercio, era de estilo japonés con 14 metros de ancho por 12 de altura. Constaba, según la prensa de la época, de dos arcos pequeños laterales y uno grande central. El armazón imitaba pértigas de bambú. Sobre los arcos se representaban alegorías sobre el comercio y el escudo de Salamanca. Estaba adornado con flores y trofeos y en cada bambú se colocaron banderas nacionales. La fotografía de mala calidad que presentamos, no nos permite apreciar sus detalles  pero sirve de testigo de su presencia.


Arco de los Dominicos, atrio de la iglesia
de San Esteban. Fuera del trayecto de
llegada del rey




Con motivo de la visita de los reyes de España, don Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia, efectuada el 5 de octubre de 1922 con motivo del tercer centenario de la canonización de Santa Teresa y su nombramiento como doctora Honoris Causa por la Universidad de Salamanca, fue instalada en la Puerta de Toro una especie de puerta de homenaje aunque sin cerramiento superior. Cada lateral estaba formado por cuatro columnas jónicas que soportaban un cuadrangular cornisamento con los escudos municipales y de la orden carmelita. Según la prensa del momento estaba realizado en cemento. Además del "arco" se colocaron mástiles para adornarlos con gallardetes y banderas a lo largo del recorrido desde la estación de ferrocarril hasta la Plaza Mayor, por el camino de la Estación, Puerta de Toro, avenida de Mirat y la calle Zamora, colocándose tribunas donde fue posible para contemplar el paso de la comitiva real.


Puerta de Honor por la canonización de Santa Teresa en la Puerta Toro en 1922




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