Calle del Arcediano


Esta pequeña calle, sin salida, iniciaba su trazado a los pies de la Catedral Vieja. Se la conoció como calle de Los Leones desde el siglo XVI hasta bien entrado el siglo XX, tal vez por estar allí ubicada una casa con ese nombre como figura en el libro de las Posesiones del Cabildo y de los capellanes. 

Hoy su longitud se ha recortado con la creación de la Plaza de los Leones y se le ha otorgado el nombre de Calle del Arcediano, no solo por la necesidad literaria de que Salamanca tuviera una calle de ese nombre, sino porque así era conocida popularmente desde el siglo XIII al situarse en ella la casa del Arcediano de Ledesma, cuyo solar lo ocupa hoy el Huerto de Calisto y Melibea. 
Junto al huerto, en la pequeña plaza que forma el fondo de la calle, se encuentra la casa de La Calera, reconvertida en albergue de peregrinos (Albergue La Calera); y cuyo patio, conocido como jardín de Visir, fue añadido al Huerto de Calisto y Melibea.


Calle del Arcediano en el plano basado en
Francisco Coello de 1858 y en 2012

















Antigua ocupación

Muchos son los vestigios de la ocupación prerromana de la salamanca primitiva. En 1991, una excavación arqueológica realizada en el "jardin del Visir" (Martin Valls, Benet y Macarro) en la calle del Arcediano, descubrió el primer suelo celtibérico documentado de la ciudad: los restos de una estancia, construida con muros de adobe, con un hogar central y piso de arcilla apisonada. En los solares de la calle (n 6-8 y 10-12) se evidenciaron, tras un derrumbe de adobes, diversas fases de ocupación, en los que es posible percibir a través de su estratigrafía un proceso continuo de reordenación y reocupación del espacio desde época celtibérica a nuestros días.




La Cátedra de leyes en la Calle del Arcediano



La Universidad, en sus primeros tiempos de existencia, utilizó dependencias eclesiásticas especialmente catedralicias. Con el auge que la Universidad iba adquiriendo las dependencias quedaron pequeñas y comenzó a expandirse por la ciudad. Algunas de sus cátedras se establecieron en calles cercanas, como la de Leyes que se estableció en la calle del Arcediano; la de Gramática, en San Vicente; la de Decretales, en las casas de Cabildo, etc. Fue el cardenal Pedro Martínez de Luna (el Papa Luna) quien ordenó en 1411 la construcción del edificio de las Escuelas Mayores, pretendiendo agrupar todo lo que antes estaba disperso.


"Las clases propiamente dichas, se realizaban en locales alquilados en las cercanías de la catedral; así se lee en las actas capitulares aludiendo a tres aulas establecidas en casas del cabildo. Concretamente sabemos que en el año 1378 las escuelas decretales se hallaban junto a la iglesia central, porque el bedel Alonso Fernandes manifestó  tenerla él en renta, ofreciendo mejoras en determinadas condiciones que el cabildo le concedió. Y en otra alusión de las actas capitulares, se cita concretamente la calle del arcediano de Ledesma como lugar de emplazamiento de las escuelas de leyes. Con lo que resulta fácil de imaginar que el conjunto de estas clases se impartía en torno a lo hay en el patio chico.
No estaban tan cercanas la escuelas de gramática porque sabemos que en el año 1417 se hallaban en San Vicente, lejos del antiguo edificio de la universidad".

(Juan Alvarez Villar "La Universidad de Salamanca")




La casa del Arcediano

El Arcediano de Ledesma D. Abril Pérez Peláez, que llegó a ser Obispo de Urgell (1257-1269), legó al Cabildo salmantino una casa con la condición de que fuese habitada por los que, en el futuro, desempeñasen su misma dignidad. Dicha casa estaba en la calle de los Leones; la cual, por esta causa, se conoció popularmente como calle del Arcediano.
En ella habitó el arcediano D. Diego Garci-López, hombre intrigante y de vida veleidosa durante la minoría de edad del rey Alfonso XI. 
También la habitó D.Alfonso de Paradinas, nacido en Paradinas de San Juan en 1395, que fue colegial del Colegio Viejo de San Bartolomé, durante esa etapa realizó una copia del Libro del Buen Amor (Codice de Salamanca), fue catedrático de la Universidad y abogado célebre, nombrado Obispo de Ciudad Rodrigo en 1463. Fue Fundador de la Iglesia y Hospital de Santiago de los Españoles en la Plaza Nabona de Roma, de cuyos restos el profesor D. Julian Alvarez Villar obtiene la relación con los dos escudos que existen en el arco de entrada de la casa.


En la casa vivió también Diego Olarte y Maldonado, a quien Fray Luis de León dedicó la Oda "A la noche serena". Fray Luis conoció a Olarte cuando este tenía 20 años en 1559. Declaró en su favor en el proceso de 1573 instruido contra Fray Luis por traducir la Biblia a la lengua vulgar sin licencia.
La casa fue demolida en 1862, llegando hasta nuestros días el tapial y arco de entrada con los escudos atribuidos a D. Alfonso de Paradinas. Sobre el solar de esta casa, hoy se encuentra el Huerto de Calisto y Melibea.




El Huerto de Calisto y Melibea

Este huerto, instalado en el solar de la Casa del Arcediano y acondicionado como jardín medieval en simulación a aquel imaginario en el que trascurren los encuentros de Calisto y Melibea en la obra literaria La Celestina de Fernando de Rojas, fue inaugurado el 12 de junio de 1981. En 1992, se le añade el Jardín del Visir (llamado así por el apodo de su antiguo propietario, Agustín Sánchez Manzanera), completando el espacio verde de la zona (2300m2).
El jardín del visir pertenecía a la casa de la calera, edificio en el que estaba instalada una imprenta de la universidad y que ahora se utiliza como albergue de peregrinos del Camino de Santiago.

Su situación en el casco antiguo sobre la muralla, su decoración con dos esculturas realizadas por Agustín Casillas, el arco de la entrada, el pozo de una gran belleza y su contenido con decenas de especies arbóreas, arbustivas y herbáceas, hacen del jardín uno de los lugares con más encanto de la ciudad, ideal para un descanso durante una visita turística o  para un paseo de enamorados.


La inauguración del jardín, en 1981, coincidió con el hermanamiento de Salamanca y Coimbra como se refleja en una placa conmemorativa ubicada en el jardín.

Dejamos aquí el folleto dedicado al huerto de Calisto y Melibea, editado por www.ciudaddesaberes.es, fundación municipal de carácter cultural y educativa del Ayuntamiento de Salamanca







La Celestina y la Calle del Arcediano

La Celestina es una de las principales obras de la literatura española y está atribuida a Fernando de Rojas. Tuvo su primera edición, en 1499, con un incunable impreso por Fadrique Alemán de Basilea en la ciudad de Burgos. Muchas son las incógnitas sobre esta obra como la propia autoría o la sospecha de la existencia de ediciones anteriores, pero sobre todo, lo que nos incumbe aquí es su localización.
En la obra no se menciona expresamente la ciudad en donde se desarrolla la acción, describe la imagen genérica de una ciudad española de ese tiempo, pero la minuciosidad de los itinerarios parece indicar una ciudad estrechamente conocida por el autor (está documentado que estudió leyes en Salamanca, obteniendo el grado entre 1497 y 1498). Aunque son varias las candidatas a este privilegio, Salamanca cuenta con muchos factores a su favor, cuenta con los testimonios más antiguos, pues en la La Lozana Andaluza, obra de 1528, se sitúa la acción de La Celestina en Salamanca; como también el francés César Oudin en su viaje a España en 1610, recuerda que quisieron enseñarle en Salamanca la casa de la Celestina, aunque, por temerlo mentira, no quiso ir a verla. Pero sobre todo cuenta con el propio texto de la obra: «Toda la calle del Arcediano vengo mas andar tras vosotros», dice Celestina, y como sabemos existía una calle así conocida en Salamanca. Además la Cuesta del río, las tenerías, la iglesia de la Magdalena y la iglesia de San Miguel son lugares citados en la obra y que existieron en Salamanca. 
Otras menciones como «La puente es llevada» podía hacer referencia a las lluvias torrenciales y el desbordamiento del Tormes en 1498; «Aquel es ya obispo», tal vez, en referencia a fray Diego de Deza. nombrado en 1486 catedrático de prima en la Universidad, y un año más tarde obispo de Salamanca y preceptor del príncipe don Juan; o  «El rey entra hoy» recordando la trágica entrada de Fernando el Católico en la ciudad del Tormes, con motivo de la muerte prematura de su hijo Juan.
También existen cosas en contra de la ubicación de la obra en Salamanca. ¡Pero eso es otra historia!