Calle del Rosario


En su origen fue, con seguridad, el camino que llevaba de San Esteban a Santo Tomás, aludiendo a las iglesias románicas de San Esteban, llamada de los Godínez por ser fundada por Godino de Coímbra en 1106 y mantenida por su familia, y la de Santo Tomás de Canterbury o Cantuariense, fundada en 1175 por los hermanos ingleses Ricardo y Radulfo y dedicada a Tomas Beckett, obispo, santo y mártir.
La calle discurría como una suave cuesta irregular que sorteaba los modestos escarpes que conformaban el teso que al este de la ciudad dominaba la iglesia de Santo Tomás. La zona, alejada de la ciudad vieja y de su antigua muralla, estuvo poco poblada, seguramente por la acaparación de terreno por parte de varias comunidades religiosas, pero con el tiempo alcanzó un alto nivel de relevancia, cultural y monumental, en la ciudad.



Calle del Rosario en el plano basado en
 Francisco Coello de 1858 y en 2012














Desde antiguo recibió el nombre de calle del Rosario debido al hospital que legó D. Juan Alfonso de Godino en 1327 con el patronato y dirección de los frailes Dominicos. La orden de los predicadores, u orden dominicana, se había trasladado, en 1256, desde su convento extramuros junto a San Juan el Blanco, destruido por una riada, a la primitiva iglesia de San Esteban de Godínez y sus propiedades anexas. Con el tiempo el hospital, situado en las cercanías de la iglesia de San Esteban, quedó a cargo de la cofradía del Rosario fundada por los Dominicos a finales del siglo XV con la finalidad de promover la devoción a la Virgen María y la oración del Rosario. Debió ser entonces cuando el hospital recibió el nombre de hospital del Rosario y por consiguiente también la calle.

El hospital del Rosario estuvo en funcionamiento hasta que fue suprimido en 1581 durante la reforma sanitaria promovida en tiempos de Felipe II, pasando sus rentas al Hospital General de la Santísima Trinidad. Desde entonces la cofradía del Rosario trasladó su sede a la iglesia de San Esteban estando hoy reorganizada como Real y Pontificia Archicofradía Sacramental de María Santísima Madre de Dios del Rosario y San Pío V.

Tras su cierre, el edificio del hospital se convirtió en convento de Carmelitas Descalzas. Era su cuarta localización en Salamanca tras la fundación por Santa Teresa de Jesús en la casa de los Ovalle en la actual calle de Crespo Rascón, su posterior paso por la calle Compañía y luego el breve traslado a la plaza de la Fuente en la llamada casa de la Retama. Permanecieron en el solar del hospital del Rosario hasta 1614 cuando se trasladaron al convento en la afueras de la puerta de Villamayor, donde fijaron su residencia durante más de 350 años hasta que en 1970 pasaron a ocupar el actual convento en Cabrerizos.

El convento carmelita abandonado, antiguo hospital del Rosario, fue ocupado entonces por los Clérigos Menores que permanecieron unos años en él hasta su traslado a unas casas de la calle Serranos que a su vez abandonaron en 1670 para ocupar el convento dedicado a San Carlos Borromeo que habían construido en la plaza de San Adrián, actual plaza de Colón.

Los solares del antiguo hospital fueron ocupados en 1621 por los reverendos monjes de San Basilio que en 1677 derribaron la vieja construcción y edificaron nueva iglesia siguiendo planos del arquitecto Juan de Setién y la dirección de obra del también arquitecto Antonio Carassa. El colegio de los Basilios sufrió gran deterioro durante la ocupación francesa, el curso 1807-1808 fue el último en el que la Universidad tuvo alumnos basilios matriculados. En la primera expropiación de conventos de 1820 su estado era prácticamente de ruina. El solar fue vendido en pública subasta en 1821 pasando a manos privadas. De los documentos de tasación se sabe que constaba de 18.999 pies cuadrados (1765 m2) de iglesia y habitaciones y de 18.828 pies cuadrados (1749 m2) de patio principal y corrales todo ello fue tasado en 56.790 reales de vellón. Las medidas (3514 m2) encajan aproximadamente con el polígono de viviendas existente entre las calles del Rosario, marquesa de Almarza y plaza de los Basilios lo que da idea de su situación. Ningún rastro ha quedado del convento, tan solo el nombre de la plaza, que fue calle hasta finales de la década de 1940, aledaña a nuestra calle.

La calle de Rosario también pudo recibir ese nombre de la capilla del Rosario que se levantó en el lado norte de la iglesia de San Esteban, reedificada por iniciativa del cardenal fray Juan Álvarez de Toledo y que sustituyó a la anterior iglesia gótica, que promovida por los Godínez  había, a su vez, reemplazado a la primitiva edificación románica en el siglo XIII. La nueva construcción, que ocupó una buena parte del margen suroeste de la calle, se comenzó en 1524 con trazas de Juan de Álava (o de Ibarra) y se consagró en 1610 mezclado los estilos gótico tardío y renacentista. En la capilla del Rosario se conserva el retablo obra de José de Churriguera, la imagen de la Virgen del Rosario que regaló el papa Pío V, benefactor del convento y de la cofradía del Rosario y el notable fresco de la Coronación de la Virgen de Antonio de Villamor sobre el arco de la capilla.

El hospital del Rosario no fue el único hospital de la calle, frente al lateral norte de la iglesia de San Esteban y desde 1230 existió el hospital de San Antón que la Orden de Hermanos Hospitalarios de San Antonio, Orden de San Antón o Antonianos, dedicaba a la curación de la enfermedad del fuego sagrado o fuego de San Antón. En España, la Orden fue extinguida en 1791 y sus rentas pasaron al Hospital General de la Santísima Trinidad. Su solar fue adquirido por D. Francisco Nieto Bonal, señor de Iñigo, que poseía terrenos linderos al hospital en los que había construido su casa-palacio en 1780.
Los muros del hospital de San Antón estrecharon la calle por la proximidad con la que la iglesia de San Esteban fue reedificada, convirtiéndola en un angosto callejón. Estos muros, o mejor sus restos, fueron derribados en la década de 1940 para el arreglo general de la zona y de la calle del Rosario.

Hacia el este, la vía terminaba expandiéndose en una plaza que en tiempos se llamó plazuela de Santo Domingo y hoy forma parte de la glorieta o plaza del Concilio de Trento. Allí convergen los conventos dominicos de San Esteban y de Santa María o de las Dueñas (fundado en 1419) y en otros tiempos también la alcanzaban los muros del convento de Santa Rita de agustinos recoletos (fundado en 1604) situado frente al antiguo hospital de la Santísima Trinidad (colegio de las Siervas de San José) y que se extendía, dando frente a la calle de la  Pajaza (luego Ramos del Manzano-Gran Vía) y la espalda al arroyo de Santo Domingo, entre la calle Caldereros y la citada plaza.

No solo la Iglesia dejó su huella en la calle, la Universidad de Salamanca, por sí misma o a través de los Colegios vinculados con ella, tuvo también una gran presencia. Así en 1554 el Colegio Trilingüe tuvo su primera ubicación en las Casas del Sello propiedad de la Universidad que si bien no queda constancia de su exacta localización, parece situarse en las cercanías de la calle del Rosario. Algunos autores precisan que se encontraba cerca de la actual plaza de los Basilios mientras que otros la sitúan frente al lateral sur de la iglesia de Santo Tomás, entre Canalejas y la calle Escoto.

Escudo esquinero partido de D. Diego Velasco
en la calle del Rosario
Esta también era la situación aproximada del colegio de Santo Tomás Cantuariense que había sido fundado en 1510 por D. Diego Velasco, obispo de Gallipoli. La prematura muerte de su fundador en 1512, fecha discutida pero que parece ser anterior a 1517, impidió el completo desarrollo del colegio que acabó siendo incorporado al Seminario Conciliar en 1783 y posteriormente utilizado como convento de la Caridad. La zona guarda aún detalles de su pasado como en la casa nº 32 que muy reformada y con sus bajos dedicados a la hostelería luce en el dintel de la puerta exterior el rótulo de “Colegio de la Caridad” o apenas 40 metros hacia Canalejas, en el muro medianero entre dos propiedades una de ellas una pequeña casa de dos plantas necesitada de reforma y la otra un solar abandonado cuyo estado afea considerablemente la zona, sobrevive medio escudo esquinero del obispo Velasco en muy mal estado y rodeado de cables. Otro escudo de D. Diego Velasco estuvo en la chimenea de la churrería que existió en la zona y la vecina iglesia de Santo Tomás Cantuariense conserva su tumba.


Escudo barroco de D. Diego Velasco, jaquelado de veros y oros, con borlas de obispo,
sobre una chimenea ahora situada en la entrada de la casa reformada en la calle del
Rosario 32-36, cuyo solar fue Colegio de Santo Tomás y más tarde Colegio de la Caridad.
Muchos salmantinos la recordaran por haber estado ubicada en una popular churrería
sita en la misma parcela.



En la acera de enfrente, cerca de la puerta de la iglesia de Santo Tomás, se conserva la fachada del edificio del Colegio de San Ildefonso que hoy pertenece a un edificio de viviendas. En ese lugar la calle del Rosario y la calle de la Marquesa de Almarza se confunden tanto que durante mucho tiempo fue una calle independiente con el nombre de calle de Santo Tomás extendiéndose desde la calle del Escoto a la Puerta de Santo Tomás. El colegio de San Ildefonso fue fundado en 1606 por D. Alonso López de San Martín, capellán de la clerecía de San Marcos. Quedó establecido en la propia vivienda de su fundador para el mantenimiento de estudiantes pobres en un número entre 4 a 6, más un ama y un criado de servir.
Pero el edificio que más carácter da a la calle es el del Colegio de la Inmaculada Concepción de la Orden Militar de Calatrava que fue construido en un estilo ambiguo de transición entre el barroco y el neoclasicismo. Su construcción iniciada en 1717 alteró la antigua estructura de la calle, rebajando sus niveles y abriendo un espacio triangular frente a su fachada que en tiempos fue conocido como plaza de Calatrava. Actualmente el edificio pertenece a la Diócesis de Salamanca y en él ha quedado constituida la Casa de la Iglesia, edificio multiusos capaz de acoger múltiples eventos, disponiendo de auditorio, salas multiuso o comedor, además de albergar otros servicios y departamentos de la diócesis como la Curia Diocesana, el Seminario Mayor y la residencia diocesana.

Escudo sobre la portada del colegio
menor de Santa Catalina
Por último mencionar el colegio menor de Santa Catalina mártir situado en la plaza de los Basilios, las obras de urbanización de la zona de los años 40 lo dejaron en la vecindad del jardín establecido entonces en la calle del Rosario. Fue fundado en 1594 por D. Alonso Rodríguez Delgado clérigo, doctor en ambos derechos, a saber, derecho secular o del Estado y derecho de la iglesia católica o canónico, y confesor del papa Sixto V dotándolo de rentas para atender a seis colegiales que debían de ser necesariamente parientes del fundador o, en caso de que no hubiera ninguno, naturales de las localidades salmantinas de Cabeza del Caballo, Cerezal, Barruecopardo, Guadramiro o Masueco (en último caso de Vitigudino). El patronato del colegio también se lo reservó el fundador para él y sus descendientes más cercanos.
No fueron suficientes las rentas asignadas para mantener en funcionamiento el colegio durante algunos periodos de su historia y al igual que el resto de colegios experimentó una gran disminución de sus ingresos durante el siglo XVIII, finalmente con la reforma de colegios fue  integrado en el Seminario Conciliar, fundado en 1779 en el antiguo Colegio de la Compañía, el 19 de septiembre de 1780 junto a los colegios de Pan y Carbón y Santo Tomás.
Hoy el edificio se encuentra remodelado y convertido en vivienda privada, conserva la fachada cuya entrada con frontón triangular partido muestra el escudo barroco con la rueda que representa el martirio Santa Catalina y las iniciales A y R de su fundador en un campo de estrellas.

A mediados del siglo XIX la calle fue rebautizada como calle de Francisco Montejo en honor del explorador salmantino, nacido en 1473, que conquistó la península de Yucatán. Permaneció con este nombre hasta 1980 cuando se le devolvió su antiguo nombre del Rosario.

Algo más de 100 años separan ambas fotografías. A la izquierda una imagen aérea captada por un aerostato militar en 1915 y a la derecha la imagen que muestra Google en 2018. Se aprecian las reformas urbanísticas efectuadas a mediados del siglo XX en la que desaparecieron los muros que rodeaban el ábside de la iglesia de San Esteban y parte del convento de los dominicos, la calle de los Basilios perdió gran parte de su longitud y se levantó un jardín en el solar que protegían los restos de los muros del hospital de San Antón. El caserío de una o dos plantas edificado durante el siglo XIX y principios del XX fue desapareciendo durante las últimas décadas de este último siglo sustituyéndose por bloques de viviendas de altura moderada y acabado en piedra franca.


Como hemos indicado el arreglo general de la zona en los años 40 determinó el trazado actual de la calle, los viejos muros conventuales de San Antón y del ábside de San Esteban desaparecieron y fueron diseñados los jardines que hoy oficialmente pertenecen a la plaza del Concilio de Trento y que se conocieron como jardines de aviación tras la construcción del edificio de viviendas del final de la Gran Vía que fue diseñado en 1956 por el arquitecto D. Jorge Fernández de Cuevas para servir de viviendas a jefes y oficiales del Ejército del Aire, razón por la cual el bloque fue conocido como “edificio de Aviación”.  
El viejo caserío levantado durante el siglo XIX y principios del XX fue progresivamente sustituido por bloques de viviendas en las décadas del 60, 70 y 80 del siglo XX, de moderada altura y acabado en piedra de Villamayor confiriendo el aspecto y alineación que hoy presenta la calle.

© C.H. Bg 20/08/18 Rev. 00









Fuentes y Referencias:

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María Nieves Rupérez Almajano. Urbanismo de Salamanca en el siglo XVIII. Colegio Oficial de Arquitectos de León, 1992.

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Los comienzos del fenómeno rosariano en la España moderna. La etapa fundacional, siglos XV Y XVI. Carlos José Romero Mensaque.  Rev. Hispania Sacra, LXVI Extra II, julio‐diciembre 2014, 243‐278. Enlace

Francisco Borraz Girona El Colegio de Santa Catalina de la Universidad de Salamanca (1594-1780). Salamanca: Universidad de Salamanca, 1962.

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M. ª Nieves Rupérez Almajano. La Universidad y los colegios seculares. Capítulo V  loci et imagines. imágenes y lugares ! 800 AÑOS DE PATRIMONIO DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA. EDICIONES UNIVERSIDAD. 2013
  
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Varios autores. El Colegio de Santo Tomás de Salamanca. Rev. Provincial de Estudios Núms. 24 - 25  Abril - Septiembre 1987. Enlace