El Coso Blanco



Importado de otras ciudades europeas como París o Niza y españolas como Valencia o Alicante, el Coso Blanco fue una innovación festiva en la Salamanca de 1902 que, alejada de tradición local y de la participación popular, no cuajó en el programa festivo de años sucesivos. Consistía en un desfile de carrozas engalanadas y una batalla de confeti y serpentinas con el denominador común del color blanco en los adornos de carrozas, edificios y personas.

A finales de julio de 1902 el ayuntamiento aprobó el presupuesto para la celebración el 16 de septiembre de la fiesta del Coso Blanco, dentro del programa de las ferias y fiestas de ese año. Se concedieron 1.700 pesetas para el evento, una parte importante de las 12.250 pts. del presupuesto total de las fiestas. Sin género de dudas, fue D. Ramón Fernández Robles el alma de la idea. Este sastre madrileño, afincado en Salamanca, de ideas republicanas y apodado “El Sastrín”, encadenaba nombramientos como concejal de festejos, cargo para el que al parecer estaba muy capacitado. 

Qué cosa es el Coso blanco/ preguntan á don Ramón,/ y en tan precisa ocasión/ él no sale del atranco./ Porque si bien es verdad/ que Robles ha visto mucho/ y que en festejos es ducho,/ lo que puede en la ciudad/ ser diversión tan bonita/ Ramón claro que lo ignora,/ y no es tan fácil que ahora su opinión sensata emita./ El Coso es en cualquier parte/ una fiesta entretenida/ y animada y preferida/ por los que adoran el arte./ No es como los gigantones/ un festejo de cajón/ de los que en la población/ los tenemos á montones./ Ni se parece siquiera/ á las gaitas del cartel,/ ni á las cucañas, ni á él/ Padre P. y á la Lechera./ Es algo culto y hermoso,/ y aunque sin ser sorprendente,/ ha de agradar á la gente/ por su novedad El Coso./ Elementos hay aquí/ como en ninguna ciudad./ ¿Saldrá bien? Con lealtad,/ yo no respondo que sí./ Que resulte bien El Coso/ tendré una satisfacción,/ para que la comisión/ no haga en vez de El Coso, el oso./ (Quisicosas, El Adelanto 5 de agosto de 1902)


La Comisión de festejos se esmeró en preparar el evento, quiso construir ocho tribunas, una de ellas para autoridades, y encargó la decoración de la Plaza a D. José Soriano Torrejón, valenciano con experiencia en este tipo de festejos. El Adelanto del 4 de septiembre describe así la decoración "En el centro de cada arco irá un mascarón y de su boca saldrán unas preciosas guirnaldas blancas formadas de abanicos y flores. En el piso principal, todos los balcones con colgaduras también blancas, y de cada balcón dos arcos con guirnaldas siempre blancas formadas de plumas y flores. En el segundo colgaduras y gallardetes. Y en el tercero colgaduras y banderas, y, finalmente, en los arcos grandes, el escudo de la ciudad." 

El jurado, nombrado por la Comisión de festejos para valorar los coches participantes estuvo compuesto por los señores D. Luis González de la Huebra, D. Joaquín Asiaín, D. Mariano Núñez, D. Felipe Rodríguez, D. Fernando Fernández de Córdoba y don Pedro Vidal. Los premios a repartir fueron, a priori, 150 pesetas al primero, 100 al segundo, 75 al tercero y 50 al cuarto. En un intento para favorecer la participación, el ayuntamiento pretendió subvencionar a los primeros coches que se apuntaran.

Aquella misma mañana del 16 de septiembre ya se sabía la poca participación, tan solo un coche particular el de D. Federico García llevado por su hija Teresa y los coches que aportaba D. Francisco Téllez Rus, propietario de la empresa "El Sport" de alquiler de coches que los había preparado para tal fin, uno de ellos para el jurado (aunque parece que preparó seis coches, decorados por el propio Soriano, los cierto es que solo nos consta la participación de cuatro, el del jurado y otros tres.) 

Se había puesto la intención para que el espectáculo resultará exitoso, la plaza lucía hermosamente engalanada, el público acudió en buen número y las jóvenes salmantinas lucieron su belleza en los balcones, sin embargo el festival fue poco menos que un fracaso. La batalla de confeti comenzó a las 4:30 y duró una hora a base de girar los pocos coches participantes en ella, varios vacíos. 
La buena sociedad salmantina, los propietarios de coches, que podría haber convertido la fiesta en un éxito, no participó. Hay quién dice que por rencillas por las decisiones del jurado en la batalla de flores celebrada en 1895. Causa dudosa ya esta razón podría haber afectado a muy pocos.

El primer premio fue en justicia para la Sta. Teresa García que junto con dos amigas circuló con un coche representando un cuarto de luna. El coche del jurado, engalanado por el señor Téllez, que circuló con las señoritas de Aparicio, Trujillo, Alonso y Sánchez del Campo no debió participar en el concurso, para no ser juez y parte. El segundo premio fue concedido a Francisco Téllez que según la comunicación del jurado se otorgó más por la contribución que realizó el empresario para el lucimiento del festival que por méritos artísticos.

Como otros eventos festivos de tipo participativo, el Coso Blanco nunca tuvo repetición.

© C.H. fc 13/02/14 Rev. 01(03/01/20)



Las imágenes de D. Luis González de la Huebra

La Plaza Mayor engalanada para la fiesta del Coso Blanco. Luis González de la Huebra

Paso de un carroza del Coso blanco. Luis González de la Huebra. 16-09-1902

Tribuna del jurado del Coso Blanco. En ella Carlos Luna, vestido de blanco,
y a su izquierda Luis González de la Huebra. 16-02-1902

Las carrozas del Coso Blanco. 16-09-1902 Foto Luis Huebra







Las imágenes de D. Aurelio Paz dos Reis


















Las imágenes de D. Justo González


Aspecto de la Plaza Mayor
poco antes de empezar el
 Coso Blanco. Alrededor
del mundo 260902
(Foto Justo González).
Coso Blanco. La carroza del
jurado (Foto. Justo González)
Alrededor del mundo 260902.
Coso blanco. Primer premio
carroza de la señorita Teresa
 García.  Alrededor del mundo
260902 (Foto. Justo González).