Las tarjetas postales

Hoy, perdido casi por completo el uso de la carta manuscrita en beneficio de todo un compendio de medios electrónicos de comunicación de carácter inmediato e inmaterial, tales como correo electrónico y los diversos sistemas de mensajes multimedia y multiplataforma, apenas alcanzamos a comprender el éxito que la tarjeta postal alcanzó desde el mismo momento de su aparición. Éxito no solo por su masiva utilización, sino también por su inmediata conversión en privilegiado objeto de coleccionismo que acabó por convertir a la postal en el mayor repositorio de imágenes de su tiempo.

Primera tarjeta postal
La historia de esta "carta sin sobre", de bajo costo, de texto exiguo y público, y por tanto totalmente carente de intimidad, comenzó en Austria  cuando el profesor de economía política Emmanuel Hermann explicó las ventajas económicas que supondría para las haciendas públicas la emisión de la tarjeta postal. Adolf Maly, director de Correos y Telégrafos de Viena, quiso llevar a la práctica las ideas de Herman y como consecuencia de ello nació la primera tarjeta postal que fue emitida el día 1º de octubre de 1869 por el correo austríaco. Estas primeras tarjetas postales austríacas no poseían ninguna imagen adicional, el franqueo estaba pre impreso a la derecha y en el centro además de la leyenda “Correspondenz-Karte”, las armas reales y varias líneas para la dirección del destinatario. El reverso estaba en blanco y se destinaba al mensaje comunicado.

El éxito del nuevo sistema postal se extendió rápidamente por otros países europeos.
Durante el reinado de Amadeo de Saboya, una Real Orden de mayo de 1871 firmada por Práxedes Mateo Sagasta permitió la creación en España de las tarjetas postales. Sin embargo no fue hasta diciembre de 1873 cuando empiezan a imprimirse y a circular las primeras postales españolas. Dado la tardanza en la aparición del nuevo sistema, fueron publicadas algunas tarjetas postales por iniciativa privada se ilegalizaron en noviembre de 1873, antes de la aparición de las oficiales.

Primera postal oficial española

Las tarjetas postales emitidas por la administración oficial de correos son llamadas por los coleccionistas "enteros postales". Las primeras llevaban la inscripción "República Española Targeta Postal" y un sello de 5 céntimos con la efigie de la República impresa en azul y negro. Solo disponía de dos líneas para la dirección y nombre del destinatario y la nota: Lo que debe escribirse se hará en el reverso e irá firmada por el remitente.
En 1878 la Unión Postal Universal autorizó la circulación internacional de tarjetas postales, limitando el tamaño de las tarjetas al formato 9 x 14. Permitió además que algunas empresas privadas licenciadas las editaran.


La tarjeta postal ilustrada

Las mejoras en las técnicas de reproducción de litografías (y sus versiones en color como cromolitografías y fotocromo) y fotografías mediante fototípia impulsaron la aparición de la tarjeta postal ilustrada. En 1889 para la exposición Universal de París el diario Le Figaro editó varias tarjetas postales con vistas de la Torre Eiffel a partir de grabados de León Libonis.
La aparición de las tarjetas ilustradas impulsaron enormemente su coleccionismo y supusieron el inicio del gran archivo universal de imágenes que hoy conforman.


Una de las primeras postales ilustradas. Anverso



Una de las primeras postales ilustradas. Reverso


En España la primera tarjeta postal ilustrada, según Carreras y Candi (“Las tarjetas postales en España”) fueron dos fototípias de Granada editadas en Alemania en 1890, la tirada fue de 2000. Nunca se pusieron a la venta y aún no ha sido hallado ningún ejemplar.
Con seguridad, la tarjeta postal ilustrada española más antigua fue editada por la empresa Hauser y Menet el 12 de octubre de 1892 con el título “Recuerdo de Madrid”, conociéndose el ejemplar circulado más antiguo del día 21 de octubre. La tarjeta está franqueada con un sello del Pelón de 10 céntimos, y anulada con el fechador de los años 1890 y en ella aparecen cuatro imágenes de Madrid, la plaza de toros, la carrera de San Jerónimo, la Puerta del Sol y la calle de Alcalá. En 1896 Hauser y Menet editaron postales sobre Barcelona, Bilbao, Valencia y algunas ciudades andaluzas, pero el despegue en la venta y distribución de tarjetas tuvo lugar en 1897 con la emisión de la “serie general” con 690 (2078 Nº TOTAL) postales de vistas de ciudades, cuadros del Museo del Prado, temas taurinos y otros. 


Primera postal ilustrada española, Hauser y Menet. Anverso


Primera postal ilustrada española, Hauser y Menet. Reverso


Tras el éxito de Hauser y Menet, la casa Laurent y Cie. anunció para fines de 1900 la emisión de una serie de tarjetas postales que reproducían conocidas obras de arte. Su sucesor J. Lacoste continuó con otras emisiones sobre distintos temas. Dümmatzen en Barcelona, Thomas en Madrid, Luis Viola y Verger en Barcelona, Madrid-Postal o Marquina Hermanos fueron otras de las grandes empresas editoras que se sumaron al éxito de la postal. También algunos diarios, como Nuevo Mundo, aprovecharon sus imprentas para editar algunas tarjetas postales distribuyéndolas entre sus lectores, o al igual que las empresas antes mencionadas, ofreciéndolas a particulares o comercios de provincias.

Las imágenes de estas primeras postales ilustradas son pequeñas a menudo situadas arriba y a la izquierda de la tarjeta. El reverso estaba sin dividir lo que obligaba al remitente a escribir en el anverso o sea en la parte de la fotografía y muchas veces sobre ella. En 1906, tras un acuerdo alcanzado por la Unión Postal Universal en diciembre de 1905, se autorizó en todo el mundo la división del reverso en dos, la derecha para la dirección del destinatario y el sello y la izquierda para el breve texto del remitente.
A mediados de la década de los 90, los avances en la técnica del coloreado de imágenes con el proceso denominado fotocromo, que combinaba la fotografía en blanco y negro con la litografía en color, permitió la aparición de tarjetas postales coloreadas que obtuvieron en las primeras décadas del siglo XX un gran éxito con empresas como Photoglob Zürich AG o Purger & Co.

Están catalogadas unas 2500 postales emitidas en España durante el siglo XIX, la mitad de ellas de Hauser y Menet, además se contabilizan más de 140 editores e impresores locales y librerías que comercializaron tarjetas postales en España. 

La tarjeta postal en Salamanca

Algunas librerías locales, además de comercializar tarjetas postales de los grandes editores nacionales, completaron su oferta con la emisión de postales propias. Así lo hizo en los años de transición entre siglo XIX y XX la librería Viuda de Calón e hijo en nº 33 de la Plaza Mayor. A principios de 1900 anunciaba en prensa una serie de veinte tarjetas con vistas de los principales monumentos de Salamanca en el que se asegura que “constituyen un delicado regalo recuerdo de Salamanca”.  Los precios fijados para aquella edición fueron de 10 céntimos de peseta para tarjetas sueltas y de 1,50 para la colección completa que además se vendía al exterior por 2 pesetas en envío certificado. La imprenta y librería Viuda de Calón e Hijo y luego su sucesor J.C. Calón utilizaron principalmente los servicios de la fototipia  Hauser y Menet. 
La librería de Cuesta, en el nº9 de la calle de la Rúa y más tarde en el 14 de la Plaza Mayor, también comercializó desde los primeros años del siglo XX su propia serie de tarjetas postales, destacando una serie de postales a color que en  junio de 1910 y al precio de 10 céntimos de peseta puso en circulación. La librería Núñez, de D. Francisco Núñez Izquierdo y situada en la calle de la Rúa 25, comercializó su propias postales,  muchas de ellas bajo el título de Colección Núñez con fotografías fundamentalmente de las Casas editoras Laurent y Cie y Luis Saus de Madrid. 

Con el paso del tiempo otras librerías editaron sus propias tarjetas postales, tal es el caso de la librería Religiosa de Antonio García, primero en la calle de la Rúa 32 y luego en la Plaza Mayor 23, o la librería Cervantes, instalada inicialmente en la calle Doctor Riesco 29 (Calle Toro). Muchas de sus imágenes corresponden a fototipias editadas por imprentas tipográficas como las de Hauser y Menet, o célebres casas editoras como las de: Lacoste, Lucien Roisin, Loty, Luis Saus, Thomas, Castañeira, Álvarez y Levenfeld, etc.

También se editaron tarjetas postales con fines recaudatorios por parte de instituciones o grupos de ciudadanos que financiaban algún proyecto. Sobre todo tras la aparición en el mercado del papel fotográfico para tarjetas postales comercializado por Kodak a partir de 1902. Así cuando los estudiantes de la Universidad trataron de financiar un monolito que recordara los tristes sucesos de abril de 1903, acordaron sacar fotos al proyecto modelado por el Sr. Petit con el objeto, además de ser enviarlas a todas las universidades del país para iniciar una suscripción, de diseñar tarjetas postales de cuya venta se obtendrían fondos. D. Venancio Gombau fotografió el modelo y regaló a la comisión cien tarjetas al platino para ayuda del proyecto. 
Evidentemente la tarjeta postal ayudó a comercializar y divulgar la fotografía, incluso la que había sido realizada antes de la aparición de estas y supusieron también un aumento en la cartera de actividades de los fotógrafos de la época. 

Hasta la actualidad

La tarjeta postal vivió su edad de oro entre los años 1900 y 1914. Durante las guerras mundiales y el tiempo entre guerras, la tarjeta postal, sin perder su condición de medio de comunicación, se instrumentaliza como herramienta propagandística de las diferentes ideologías imperantes además las evidentes dificultades económicas hacen perder calidad no solo artística sino de los materiales de soporte.
Finalizada la II Guerra Mundial, el desarrollo de otros medios de información y comunicación con el auge de la radio, el teléfono, la televisión y en la actualidad internet, hace que poco a poco disminuya el uso de las tarjetas postales que hoy, salvo aquellas que son apreciadas por su valor artístico o filatélico, han quedado como anticuado souvenir turístico.

Identificación y datación

Resulta complicado la datación de las fotografías representadas en las tarjetas postales sin que estas tengan relación algunas con su fecha de edición, ya que fueron utilizadas imágenes de archivo en algunos casos muy anteriores. Tampoco la autoría de las fotografías es fácilmente constatable por falta de registros en los grandes archivos que las compañías editoras manejaban. Las técnicas de impresión y su evolución permiten a los expertos aproximar las fechas de edición de las cuales en muchos casos si existen registros. Las postales circuladas con sus sellos y matasellos y fechas reseñadas permiten también aproximar la fecha de edición que siempre será anterior a las mismas. Cabe señalar la fecha de 1906 como determinante en la edición de tarjetas postales que a partir de ese año se editaron divididas en el reverso.
En el caso español, a partir de 1958 y debido al Reglamento del Servicio del Depósito Legal aprobado por Decreto de 23 de diciembre de 1957 (BOE n. 17, de 20.1.1958), todas las postales llevaron en el reverso el número del Depósito Legal con el año de edición o bien un número romano tomado como año cero el año 1957. ( las tarjetas postales editadas en 1961 tendrían este año en el número de depósito o bien el número romano IV).


Fuentes:
-Fotografía y patrimonio. Univ de Castilla La Mancha, 2007 
-Imagen y memoria.La tarjeta postal a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
 de Jean-Louis Guereña
-La Tarjeta Postal en España. Carlos Teixidor. Espasa. 2000.
-Los artículos de https://www.filateliadigital.com/:  
           La tarjeta postal española de fecha más antigua por Jesús Sitjà. Abril 2004
           Tarjetas postales “Hauser y Menet” 1899 – 1904 por Augusto Brosa Quintana. junio 2014
-Prensa histórica salmantina: Varios números del El Adelanto, El Lábaro, El Salmantino, El Criterio, La Información, El Castellano y El Noticiero Salmantino.
-Cuadernos del Museo del Comercio: Librería-Papelería Calón y don Francisco Nuñez Izquierdo.




Repositorio de Tarjetas Postales sobre Salamanca